
Quizá el destino de Gibran sea permanecer mucho tiempo, demasiado tiempo, en el purgatorio de las letras, como ese exiliado que ha sido siempre. Nunca le fue concedida la inmortalidad; pero, a su manera, él la ha conquistado y reconquistado incansablemente entre sus lectores.
Amin Maalouf, escritor libanés
