El universo pictorialista de Gibran

Eva Ayala Canseco

Cuando comencé mi carrera
la fotografía era raramente
considerada arte, o un fotógrafo artista.

Alvin Langdon Coburn (1882-1966)

El Club Bohemio de Boston

Cuando Gibran Kahlil Gibran y su familia llegaron a América desde Líbano, encontraron una nación en pleno auge industrial. La ciudad que habitarían fue Boston, cuna de grandes acontecimientos históricos en Estados Unidos. Florence Pierce, maestra del joven Gibran, al advertir su talento precoz y excepcional, buscó apoyar su formación. Fue entonces cuando conoció al filántropo, editor y líder del movimiento pictorialista norteamericano Fred Holland Day (1864-1933), quien lo recibió como su protegido y lo introdujo a un mundo que Gibran conquistaría con carisma e inteligencia: el de la opulenta intelectualidad bostoniana.

En la Atenas de América, profesor y alumno enriquecieron en reciprocidad sus vertientes creativas. Holland Day ayudó económicamente al artista y también lo instruyó con lecturas que influirían en su obra. Pronto el joven libanés se convirtió en modelo para múltiples retratos y sus dibujos ilustraron algunas publicaciones de la afamada editorial de Day.

En el acervo de Gibran en Fundación Carlos Slim se encuentra una muestra de fotografías de grandes artistas como Day, Evans, Steichen, Harting…Realizadas en la más noble de las técnicas pictorialistas, la platinotipia, son evidencia de un mundo donde coexistieron los adelantos tecnológicos y científicos más revolucionarios, con corrientes de pensamiento oriental y clásico e incluso con el espiritismo.

Los amantes de la niebla

Hoy nos deleitamos en las sutiles gradaciones, en medios y cuartos de tonos, la pérdida de las formas en sombras místicas, […] El gris es el color de la vida moderna.

Sadakichi Hartmann, El libro de Whistler

En 1880 salió a la venta la primera cámara fotográfica comercial que, debido a lo caro de sus materiales se popularizó entre la población adinerada. En ambos lados del Atlántico surgieron clubes de aficionados que buscaron el reconocimiento a su valor artístico.

Para los pictorialistas, la obra era arreglo y estudio. El fotomontaje, el estudio prolongado de los modelos, la búsqueda de la representación simbólica y un exhaustivo trabajo en el cuarto oscuro experimentando con técnicas y soportes.

Así surgió un primer estilo de corte academicista que llegaba a ser escenográfico y rígido. Entre algunos artistas, en especial franceses y británicos, se suscitó una actitud adversa a esta corriente que los llevó a evocar la poética impresionista. En lugar de acercarse al referente contemporáneo francés, los estadounidenses se volcaron hacia la tradición pictórica y sumaron al lenguaje formal del Tonalismo elementos del Simbolismo, como la búsqueda interior y los aspectos ornamentales y alegóricos.

El Tonalismo fue un movimiento pictórico estadounidense (1880-1915) que se caracterizó por una atmósfera de bruma y el uso de una gama donde los colores neutros dominaron la composición: gris, café, azul. Los críticos de arte comenzaron a utilizar la palabra «tonal» para describir estas pinturas. Los líderes James McNeill Whisthler (1834-1903) y George Inness (1824-1894), buscaron representar la naturaleza y las emociones contenidas en ella.

El Pictorialismo surgió en franca lucha contra la publicidad de Eastman Kodak que había llevado a los amateurs a comprar sus equipos: Usted aprieta el botón, nosotros hacemos el resto. Fue el primer movimiento para diferenciar la fotografía artística.

Dos publicaciones fueron substanciales: Efecto pictorial en la fotografía, Consejos en la composición y claroscuro para fotógrafos (1869) y Naturalistic Photography (1889). El segundo texto se basó en los estudios de óptica más recientes para aconsejar el fuera de foco. Para conseguirlo, el especialista Emerson recomendaba utilizar lentes especiales aunque advertía: […] el efecto no se debe llevar al extremo de destruir la estructura del objeto […] de otra forma se vuelve perceptible y entonces es tan dañino como el exceso de nitidez.

El reino de la platinotipia
Las imágenes duraderas, misteriosas y de ensueño de los pictorialistas norteamericanos se conseguían en gran parte gracias a la platinotipia. Los artistas estimaban la variedad de tonos que se conseguían; la consistencia excelente del negro; y la superficie mate con un alto contenido de fibras textiles, lo que hacía que la obra pareciera un lienzo. Surgió en 1873, patentada por William Willis en el Reino Unido. Una década más tarde, se comercializó un soporte embebido en platino. A principios de la Primera Guerra Mundial se descubrió que este metal era un excelente catalizador para explosivos, por lo que se volvió inaccesible. Cuando en 1917 se dejó de fabricar el papel, muchos artistas dejaron de realizar fotografías, entre ellos, Fred Holland Day y Frederick H. Evans (1853-1943).

Entre lentes y cámaras

En la colección mexicana se cuentan al menos una decena de magníficas platinotipias.

Una de las obras más apreciadas por Gibran fue el retrato de la poeta y dramaturga Josephine Preston Peabody (1874-1922), de quien el joven se enamoró por su belleza y afinidad intelectual. La obra está cargada del misterio y erotismo que caracterizó la obra de su autor, F.H. Day. Los medios tonos en la ropa se van mezclando mediante sfumatos que le dan la apariencia de una obra de Leonardo da Vinci. En atmósfera nocturna, la dama cruza las manos, frente a ella y entre los grises destaca su rostro y ojo derecho. El izquierdo se adivina en la oscuridad. Especie de mirada profética recurrente en la obra pictorialista, como la que aparece en la obra Soledad. Retrato de Fred Holland Day, que hizo Edward Steichen (1879-1973) en 1901 para exhibirse en el Salón del Campo Marte, en París.

En 1902 Gibran y Day se reencontraron en Boston. El joven volvía de Líbano debido a la enfermedad y muerte de su hermana Sultana y el fotógrafo regresaba de Europa después de exponer su obra. Entre lo que el filántropo trajo consigo venía una fotografía emblemática: F. H. Day en traje argelino. El retrato había sido tomado por Evans, el más prominente artista inglés entusiasta de la fotografía directa y miembro de la asociación británica más destacada: la Fraternidad del Anillo Unido.

El fotógrafo Alvin Langdon Coburn describió las circunstancias en que se llevó a cabo la sesión:

Day había estado en Argelia para hacer unas fotografías […] y regresó con un número de trajes árabes, así pues una tarde nos vestimos con algunos de ellos y fuimos a buscar a Evans. Había entonces, […] muchos extranjeros con sus trajes nativos caminando en las calles de Londres, por lo que nadie puso la menor atención en nosotros, pero el ama de llaves de Evans casi se desmaya cuando abrió la puerta y nos contempló. Evans, sin embargo, aprovechó la ocasión e hizo justo lo obvio y correcto –¡nos fotografió!

La narración hace referencia al contexto escénico en torno a Holland Day. El filántropo, anhelante de universalidad, gozaba recreando distintos paraísos: a veces Medio Oriente, otras la Edad Media, África o la utópica Arcadia. A pesar del ambiente fantástico del que se rodeaba Day, cuando el escritor libanés regresó de una estancia de dos años en París hacia 1910, Boston le pareció una ciudad demasiado lenta y llena de silencios. Decidió entonces mudarse a Nueva York, donde conoció a George W. Harting (1877-1958) quien desde su fundación en 1917, se unió a los fotógrafos pictorialistas de América.

El escritor libanés posó en distintas ocasiones para Harting. Las tomas lo revelan complacido: en bata de pintor, con vestimenta árabe, fumando un cigarrillo, tocando el violín…Gibran habitó con fascinación el mundo místico y espiritual del Pictorialismo y sus lienzos recrearon sus motivos: desnudos etéreos, rostros nebulosos, formas que en su indefinición revelan verdades simbólicas y subjetivas. En la obra de Gibran, y a través de Holland Day se tendió un puente poco usual en el cual el Simbolismo desfiló desde la fotografía hacia la pintura. El filántropo bostoniano llamaba a evitar los peligros tecnológicos y a mantenerse fuera de los bastiones del materialismo. Su alumno compartió con él la fe en la universalidad del hombre y aunque construyó su propio destino creativo le dijo con afecto a su mentor: Tú has sido, querido hermano, el primero en abrir los ojos de mi juventud a la luz  […].