Gibran en México

Patricia Jacobs Barquet †

Para Kahlil Gibran

Gibran Kahlil Gibran, escritor y pintor libanés, autor universal, llamado “el poeta del exilio” nació el 6 de enero de 1883, en Becharre, una población típica de las montañas libanesas cercana a los famosos cedros milenarios. A la edad de doce años, junto a su madre Kamileh, su medio hermano Boutros y sus dos hermanitas, Marianna y Sultana, emigró a Boston, Massachusetts en los Estados Unidos; huían del yugo otomano que imperaba entonces en Líbano, y que favorecía a las comunidades musulmanas y reprimía a los cristianos. A los veintiocho años de edad se mudó a la ciudad de Nueva York, donde murió el 10 de abril de 1931; conforme lo había expresado en vida, sus restos fueron trasladados a su tierra natal. Como inmigrante cosmopolita, supo colocarse en los más altos círculos intelectuales de su tiempo. En su calidad de artista plástico, el adolescente precoz se inició como retratista e ilustrador de libros para la prestigiosa editorial Copeland and Day donde pronto creció su reputación de pintor simbolista; sus dibujos de desnudos escandalizaron a la sociedad conservadora de la época; en tanto que autor, cautivó con su pluma a miles de lectores, ya fuera en árabe, su lengua materna, o en su inglés de adopción, idioma en el que también sobresalió.

La colección de Gibran consiste tanto en los manuscri­tos de todas sus obras, como en correspondencia familiar y amorosa, en árabe y en inglés, además de dibujos al carbón y óleos; contiene también decenas de fotografías, diversas ediciones de sus obras, su biblioteca personal y muchos interesantes objetos que Gibran conservaba en su estudio. La colección es el resultado de la perseverancia de su ahijado, sobrino y tocayo, el escultor Kahlil Gibran, que la formó y quien en agos­to de 2007 se acercó a la Fundación Carlos Slim en busca de una institución apropiada y segu­ra para el resguardo, investigación y difusión del material que con alma de coleccionista reunió durante décadas.

Kahlil nació en Boston, Massachusetts, en 1922. Su padre, Nicholas, N’oula, Gibran, originario de Becharre, Líbano, primo de Gibran Kahlil Gibran, había emigrado a Boston en 1905 y conoció ahí a Rose, también inmigrante libanesa con quien se casó; Kahlil fue el tercero de sus cinco hijos. Cuando Gibran lo bautizó con su nombre, quizá sin saberlo, endosó en su ahijado una gran responsabilidad que éste cumplió con creces. Desde pequeño Kahlil demostró una clara inclinación al arte, y cuando era un artista en ciernes y visitaba a su padrino cada vez que éste viajaba de Nueva York a Boston, no era raro que familiares y amigos le hicieran ver las expectativas que Gibran tenía en él.  Kahlil se inició como pintor antes de dedicarse a la escultura, pues según bromeaba, esta última lo ayudaba a dormir mejor por la noche…Su increíble energía e incansable actividad, lo llevaron a desarrollar otras habilidades creativas como la herrería, la joyería y la carpintería; incluso reparaba y construía instrumentos musicales.  Ganó reputación como un respetado escultor en su ciudad natal donde residió casi toda su vida; muchos bronces suyos se encuentran en parques públicos de Boston, como la placa conmemorativa, en altorrelieve, de Gibran Kahlil Gibran en Copley Square, develada por el Alcalde en 1977. Con fundamento en los documentos del archivo personal de Gibran, más una extensa investigación, en 1974, junto con su esposa Jean English Gibran, escribió una biografía del poeta.

Al morir Gibran y dejar a Marianna –única de sus hermanos que le sobrevivió– los derechos de publicación de sus inéditos y todo lo que permanecía en su estudio de la Calle 10 en Nueva York, ésta, junto con Mary Haskell, entrañable amiga de Gibran que cedió a Marianna las pinturas que el artista le legaba, y con Barbara Young, su última secretaria y confidente, cumplió los deseos de su hermano y envió a Becharre las obras que él había dispuesto en su testamen­to y confió en su familia inmediata para que la ayudara a conservar el resto.

Al paso de los años, el joven Kahlil se convirtió en su sobrino favorito y en su asistente personal; contaba que cuando era joven, encontró un día una caja con los manus­critos de su padrino en la casa de su tía, y ella le dijo que se los llevara y los guardara. Nació así su determinación por seguir la huella artística del poeta y todo lo que tuviera que ver con él. Ser el custodio de estos manuscritos, y más tarde del resto del acervo que Marianna conservaba, convirtió a Kahlil en un ser privilegiado que tomó su papel con gran responsabilidad. Marianna, al igual que Gibran, nunca se casó ni tuvo hijos, y su muerte en 1972, hizo a Kahlil el depositario de lo que le había pertenecido.

Kahlil no sólo supo resguardar lo que el destino le había confiado, sino que dedicó tiempo y dinero a incrementar el acervo: buscó en subastas y contactó a particulares para adquirir más dibujos y óleos, incluso correspondencia de su padrino, hasta formar la colección que guardó en varias cajas de seguridad en la bóveda de un banco en el centro de Boston, con la ilusión de abrir un día un museo dedicado a Gibran en el que pudiera mostrar su tesoro. Al cumplir ochenta y cuatro años, Kahlil reconoció que le faltaría tiempo para realizar su sueño, de modo que buscó entregar su patrimonio a quien se comprometiera a su cuidado y divulgación, y encontró el lugar idóneo en la Fundación Carlos Slim. Una vez que aseguró el futuro del valioso acervo, Kahlil Gibran, el es­cultor, ahijado del poeta, pudo descansar tranquilo; falleció en abril de 2008, seguro de haber cumplido su misión.

En agosto de 2007 tuve el honor de viajar a Boston para hacer el inventario del archivo, y dos meses después, de recibir en México la colec­ción completa. Quienes tuvimos el privilegio de conocer a Kahlil Gibran, el escultor, agradecemos su loable acción como coleccionista;  recordamos y admi­ramos su vitalidad, su genio artístico, su sentido del humor y su calidez humana. Kahlil fue el vínculo directo del humanismo de su legendario Tío Gibran.